Alicia tiene quince años. Pertenece a
la clase media. Piensa casarse algún día y formar un hogar.
El 9 de julio, Alicia es iniciada a
la droga. Reincide a fondo. La droga le da la sensación de que el mundo es
mejor. Le abre el mundo del sexo. La hace sentirse libre. A veces Alicia se
inquieta. Cree que no debería drogarse, pero imagina que la vida es más
soportable con droga que sin ella.
Los padres de Alicia no saben lo que
ocurre. Notan cambios. Creen que frecuenta, quizá, malas compañías. No tienen
la menor idea de que se esté drogando. Ignoran totalmente que su hija revende
drogas en la escuela local.
Alicia huye de su casa. Errante en
una absurda miseria, el camino de la droga la lleva a situaciones desesperadas,
autodestructiva.
Es
un buen libro, te lleva en una montaña rusa de emociones, te puedes dar cuenta
de todo lo que está viviendo y sintiendo Alicia, además está muy marcada su fe
y sus ganas de cambiar, algo que es de admirar.
Yo esperaba una historia muy caótica, llena de problemas desde la infancia de Alicia sin embargo es todo lo contrario, pero es bueno porque te hace reflexionar en cómo nos imaginamos a los adolescentes adictos por problemas psicológicos graves sin darnos cuenta que cualquiera puede ser víctima de ellas.
Yo esperaba una historia muy caótica, llena de problemas desde la infancia de Alicia sin embargo es todo lo contrario, pero es bueno porque te hace reflexionar en cómo nos imaginamos a los adolescentes adictos por problemas psicológicos graves sin darnos cuenta que cualquiera puede ser víctima de ellas.
Alicia
tiene una gran determinación de querer dejar las drogas, pero al ser estas
sustancias altamente adictivas, el cuerpo las pide desesperadamente causando esto
ansiedad al no consumirlas, y llevarla a que tenga actitudes fuera de lo
normal.
El final del libro me deja algo
confusa porque en el transcurso de la lectura uno queda con una idea y al final
es otra completamente diferente.
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